La princesa prometida (1987)

11 Mayo 2017

¿Puede contener una sola película los géneros de comedia, aventuras, romance y fantasía? Bueno, quizás eso lo hayan conseguido muchas, pero al ver este film tan ochentero es imposible no reparar en la acertada mezcolanza de estilos que Rob Reiner consiguió. Es la típica película que siempre te quedas a ver cuando la dan por la tele, y te enamora hasta el punto de que, cuando llegan los fatídicos 7 minutos de anuncios, sólo puedes contestar: "Como desees".

No es la única frase memorable de La princesa prometida (DVD 9398). Si aún no la has visto, lo entenderás al conocer a Íñigo Montoya. Uno más de los coloristas personajes de una cinta que este año cumple treinta desde su estreno. A pesar del tiempo transcurrido, mantiene intactos el encanto y la frescura originales.

Bajo el envoltorio de un amable cuento de hadas que un abuelo lee a su nieto, The Princess Bride esconde un homenaje al cine clásico de aventuras y al de animación de Disney. Tenemos una princesa, un pirata, un espadachín en busca de venganza, un gigante bonachón, unos villanos tragicómicos, magia... Todo bien aliñado con humor e ironía.

Aunque el resultado en taquilla fue discreto, la película de Reiner (Cuenta conmigo, Cuando Harry encontró a Sally, Algunos hombres buenos, Ahora o nunca) se convirtió en una obra de culto gracias al boca a boca, el video doméstico y los frecuentes pases televisivos. Y eso que el guion de William Goldman, basado en su propia novela de mismo título, anduvo catorce años en el limbo de los proyectos. En ese tiempo, Arnold Schwarzenegger, Carrie Fisher, François Truffaut, John Boorman, Liam Neeson, Meg Ryan, Robert Redford, hasta Whoopi Goldberg, sonaron como candidatos a director y actores. Al final, los roles protagonistas recayeron en unos semidesconocidos Robin Wright y Cary Elwes, secundados por Mandy Patinkin y Chris Sharandon, entre otros.

En la película hay momentos inolvidables. Por ejemplo, el duelo a espada entre Wesley (Wright) y Montoya (Patinkin) no tiene nada que envidiar a los clásicos de Hollywood: sin dobles, sin especialistas y sin dejar de hablar. La actuación de Billy Crystal (el Milagroso Max) fue tan estrafalaria que Patinkin se lesionó una costilla de tanto aguantar la risa. El obispo que pretende casar a la bella Buttercup con el malvado Príncipe Humperdinck provocó más de una carcajada en los cines. Y, por encima de todo, hay un historia de "amor verdadero".

Con estos ingredientes, difícil resistirse a La Princesa prometida el próximo fin de semana. ¿Lo harás tú?

 

 

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